viernes, 25 de marzo de 2011

La singularidad informática.

En futurología, la singularidad tecnológica ( algunas veces llamada simplemente la Singularidad ) es un acontecimiento futuro en el que se predice que el progreso tecnológico y el cambio social se acelerarán debido al desarrollo de inteligencia superhumana, cambiando nuestro ambiente de manera tal, que cualquier ser humano anterior a la Singularidad sería incapaz de comprender o predecir. Dicho acontecimiento se ha nombrado así por analogía con la singularidad espaciotemporal observada en los agujeros negros, donde existe un punto en el que las reglas de la física dejan de ser válidas, y donde la convergencia hacia valores infinitos hace imposible el definir una función.

Con los nuevos inventos que están a salir en venta, la tecnología avanza, pero se va a llegar a un limite en que no va a poder aumentar las capacidades de l invento que ya está inventado.

La singularidad tiene diversas interpretaciones de distintos autores y distintas épocas.

El crecimiento hiperbólico es el patrón que algunos indican que sigue el aumento de la información y de hecho ha sido el ritmo en como ha venido creciendo la población mundial por lo menos hasta principios de siglo. Robert Anton Wilson generalizo la ley del crecimiento de la información bajo el nombre del fenómeno del Jesús saltador, que se inspira en la idea de comenzar a contar los años a partir del nacimiento de Jesús, aunque también parece un nombre irónico y humorística, porque a medida que pasa el tiempo no son pocos los que siguen pensando en el fin del mundo y la inminente llegada de Jesús. Según Wilson, se inspiro en
 Alfred Korzybski, el autor de la Semántica General, quien habría observado que la información se duplicaba cada cierto tiempo.

Una raza superior inteligente acabaría con la humanidad o ser los jefes de una raza subordinada extinguiría la singularidad.

Según el científico y escritor de ciencia ficción Vernor Vinge, la singularidad se puede alcanzar por diferentes caminos.

Si bien algunos autores, como Roger Penrose, piensan que las computadoras no llegarán a ser inteligentes (en el sentido de la prueba de Turing), el camino biológico para llegar a la singularidad tecnológica no parece tener límite alguno.

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